viernes, 26 de enero de 2018

American visa don't care here

Quebec, 2 de enero

Nos habíamos quedado con las ganas de ver el faro landkmark de Portland que ayer confundimos con el Bug Light, un poco más al norte, pero bastante cerca. El Portland Head Lighthouse parece irreal. Clavado en el medio de la roca, rodeado de un mar previsible, brumoso y agitado levemente era una postal en 3D. Más Turner que Turner. Una instalación de luz y color. Imaginamos la escena en verano rodeada de jardines. Nosotros solo encontramos nieve y hielo pero igualmente era encantador. De hecho, no éramos los únicos sufriendo con los dedos congelados para sacar un par de fotos. Pegaba el sol de la mañana, era un buen momento fotográfico.


Faro de Portland

Estuvimos un ratito y nos fuimos, el plan era llegar a Canadá relativamente temprano y teníamos por delante un viaje de unas cinco horas.
Nos rendimos a la dictadura del gps, por lo que tomamos la 95 en sentido norte (Maine Turkpike). En un punto, nos mandó por la 202, lo que nos llevó a ver pequeños pueblos casi sumergidos en la nieve, con sus casitas tipicas estilo Nueva Inglaterra adornadas con luces de colores, sus cementerios con símbolos másónicos y sus tiendas sobre la ruta. El último que recuerdo, antes de la frontera era Jackman que, según anunciaba en un cartel, apenas si llegaba a los 800 habitantes. Almorzamos en el mercado de una estación de servicio.
Llegando a Canadá

Al toque, cruzamos la frontera.
—There are two pasports because de American visa is in the first — le dijo Adrián al oficial canadiense que no había preguntado nada
—American visa don't care here — nos dijo con una sonrisa y todos nos reimos.

Frontera Canadá-EEUU

Miró los documentos en una mileśima de segundo, nos preguntó a donde ibamos, cuanto nos quedábamos… y pasamos.
En Canadá

Ya en territorio canadiense nos llamó la atención que no vimos muchas banderas de Canadá, ninguna, en realidad. La bandera de Quebec, por el contrario, con su flor de lis, está en todas partes. Nos pusimos entonces al tanto de los ánimos independencistas de Quebec como comunidad francófona. Por cierto, lo francés se nota de entrada. Las casiltas de los pueblos que fuimos viendo por el camino, si bien muy probablemente sean de los mismos materiales que sus homologas en Nueva Inglaterra, los detalles de decoración son claramente franceses. Ni hablar de los arbustos cortados con formas geométicas… imposible imaginar algo así del lado norteamericano. Todo está en francés y en sistema métrico. La frontera cultural es tal como parece. Igual, todos hablan inglés, aunque es un inglés que suena medio raro.

Canadá, en camino a Quebec

El camino se iba poniendo cada vez más helado a medida que el sol empezaba a bajar. La ola polar está batiendo records y esto anda por los 20 grados bajo cero. Nos llamó la atención el río San Lorenzo congelado. Creo que después de conocer Quebec bajo la ola ártica ya no necesito conocer la Antártida.
El rio San Lorenzo totalmente congelado. Quebec
Ola Polar en Quebec
Para cuando terminamos el check in en el hotel, ya era noche cerrada. Calculo que no serían más de las cinco y media. El hotel está en pleno casco histórico y parece tener una vista espectácular.

Por la ventana ven techos bajos. Casí podríamos decir que nuestro hotel, una mole de cemento modernosa es uno de los edificios más alto. Y tampoco tanto. Estamos en un piso seis y sobran los dedos de una mano para contar las torres que podemos ver. También se puede ver el antiguo cementerio de St. Mattew, hoy un parque donde las lápidas asoman entre los montículos de nieve.
Cementerio de St. Mattew bajo la nieve
Ahora hace mucho frío y ya es noche cerrada. Esta noche estudiaremos las atracciones y veremos cómo se ve Quebec a la luz del sol.

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