lunes, 26 de febrero de 2018

El día después de mañana

El viaje de Quebec a Montreal parecía corto. Igual salimos temprano por consejo de la oficina de turismo. Hacía la tarde se venía una nueva tormenta de nieve y era mejor llegar temprano.
La ruta que conecta las dos ciudades es la 20. Tiene dos carriles ida y vuelta pero no es una mega autopista al estilo norteamericano. Eso sí, la máquina de nieve pasaba y despejaba haciéndola transitable. Si bien al salir se veía algo de cielo y parecía como que despejaba (lo cual nos dejó ver un poco de los suburbios con sus casas prolijitas y las carpas-garage para proteger a los autos de la nieve) pronto comenzó el viento blanco volviendo el viaje trabado y peligroso. En poco menos de 250 km habremos visto unos diez incidentes que detuvieron el tráfico. Autos atascados en las banquinas, algún choque y hasta un camión volcado. Había muchos camiones de carga en las rutas, además.  El escenario pintaba dramático. Esta ola de frío ártico nos recuerda escenas de la película “El día después de mañana”. Hacemos chistes sobre el tema para reirnos del miedo que tenemos.

Camiones indicadores de accidentes en la ruta

Y así fueron las condiciones con las llegamos a Montreal: bajo una capa de niebla blanca que apenas si te dejaba adivinar de qué se trataba. Nos instalamos en el Holliday Inn al que llegamos siguiendo al GPS que resultó estar en el barrio chino. En fin, hay barrios chinos en todas partes y son todos iguales. A mi no me hizo ninguna gracia, hubiera preferido algo más afrancesado, pero con tanta nieve daba lo mismo que fuera el barrio chino o marciano.
En el baño del hotel hay un cartel curioso que dice explícitamente que no se pude fumar NADA. Tampoco marihuana.


Advertencia en el baño del Holliday Inn

Nos parece divertido aunque luego vimos que se fumaba demasiado porro por todos lados y que la ciudad tiene un problema grave con el consumo, en general. Como que es algo que se fue de las manos o algo así.
Mapa esquemático de Montreal Subterránea (RES)
Dado el frío extremo, optamos por aprovechar lo que quedaba del resto del día para caminar por la Montreal subterránea (RES). En realidad, la famosa Montreal Subterrána no es otra cosa que galerías, shoppings, patios de comida y subterráneos conectados.


Fuente en Des Jardines - Montreal Subterránea

Sin dudas una solución para una ciudad en la cual los espacios públicos al aire libre deben poder usarse poco tiempo al año. Realmente uno puede imaginarse aquí como sería una ciudad en la Antártida.
Montreal Subterránea - Complejo Des Jardines
Nos dijeron que este frío no es frecuente en enero por aquí, pero si en febrero. Como sea, la inversión en estos espacios públicos cubiertos debe ser necesaria.

Montreal Subterránea - Zona de teatros
Es un poco loco lo que voy a decir pero estos espacios cerrados se parecen a una Las Vegas modesta. Sobre todo en la zona de los cines y teatros. No son espacios lujosos, en general, y aunque se ve limpio, no llega a impecable. Eso sí, al caer la noche y al aproximarse la hora de cierre, se ven algunas escenas turbias, paso a describir dos:


  • Una mujer con rasgos esquimales angloparlante sentada en el inodoro le grita a dos policias (un hombre y una mujer) que la respeten. Ambos polícias, con buenos modales, le dicen quee stá borracha y que debe salir de ahí. Todos miran.
  • Un hombre tirado en el piso, rodeado de latas de cerveza, habla en voz alta, nos dice algo, no sé si a nosotros, no sé si a todos… parece que habla en inglés… no entendemos bien qué dice.

Salimos al exterior para entrar en el hotel. Solo hay que cruzar la calle. Pero la nieve se acumula en montículos, el viento pega cuhillazos. Está complicado.
Montreal Subterránea - Conexiones

PD: Leyendo wikipedia me enteré de que el térmimo “esquimal” se considera despectivo en Canadá. No así en EEUU. En efecto, algunos días después me la pasé viendo documentales de nortemaricanos de "esquimales" en Alaska donde el término se usa relajadamente (hasta orgullosamente, diría). Pero parece que en Canadá lo políticamente correcto es utilizar el nombre original del pueblo, por ejemplo, "Inuit". Por las dudas aclaro que no tengo ningún prejuicio con los esquimales y que los mencionaré así siguiendo el estilo norteamericano.

domingo, 25 de febrero de 2018

Donde los franceses son los buenos y los ingleses no tanto

Quebec, 4 de enero


Cuando me hablaron de la Citadela de Quebec, me había imaginado otra cosa. La Citadela es un fuerte que bajo la nieve es un poco difícil de apreciar. En los mapas aparece como una estructura amurallada, de hecho es una fortaleza militar. Recorrer la Citadella con 20 centímetros de nieve es un poco imaginar lo que hay debajo, atravesar el espacio luchando contra el viento de un refugio a otro. Bueno, quizá sea una experiencia más real. La visita turística es agradable, de todas formas, porque el tour es obligatorio y el guía, en un inglés accesible, le pone sentido del humor a la historia de la Citadella y sus usos como fortaleza y prisión en el marco de la historia canadiense (de la que nosotros sabemos casi nada).

Ingreso a La Citadela
Ahi nos enteramos de cómo Canadá fue un territorio disputado por ingleses y franceses, donde las sutilezas ideológicas se nos pasan un poco en el relato local que sospechamos pro francés (es Quebec, obvio). La visita termina con la participación candiense en la Primera Guerra y el reconocimiento de Francia por su ayuda. Comparado con los museos militares que hemos visto en otras partes el tributo es, realmente, muy light.


Vista helada desde La Citadela

Al finalizar la visita la mañana se había vuelto relativamente benigna. Se hizo medio día. Entonces volvimos para la zona de Old Quebec y elegimos un lugar elegante para deleitarnos con un buen almuerzo (en un restaurante que nos habían recomendado) mientras veíamos como la nieve empezaba a volverse más densa. Comimos rico, pero sin exagerar. Creo que lo mejor fue el postre.


Mousse con frutos rojos

Al final, la ola ártica complicó el paseo otra vez, por lo que optamos por meternos en otro museo, bajo techo. Elegimos el museo “De la América Francófana”. Al museo se ingresa a través de una capilla construída en 1750 pero que actualmente es un espacio secular utilizado como escenario para conciertos y otros eventos. Las muestras continuan atravesando un patio central hacia un segundo edificio.

Patio central del Museo de la América Francófana

Es una muestra basada en instalaciones, un poco artísticas, un poco didácticas. La idea general es contar la influencia francesa en al cultura canadiense. Como punto débil, podría decirse que, en comparación con los museos de EEUU, es todo poco accesible. Nada tiene close caption lo que dificulta entender al 100% inglés o francés. Además algunos videos tenían los audios de traducción al inglés desfasados, lo cual hacía tedioso entender y te hacía perder el interés. Al final salías del museo bastante confundido. Lo único que te quedaba claro es que los franceses eran re buenos y los ingleses no tanto. O algo así.

De regreso hacia el hotel

Cuando salimos, la nieve ya era cosa seria. Así que atravesamos las calles del Old Quebec como pudimos. Premiamos nuestro esfuerzo en una chocolatería. La fondeau de frutas que comimos era 100% pornfood. Y habiendo recuperado las energías, volvimos por la puerta de St. James donde vimos familias patinando sobre hielo con una naturalidad que  nos dejó pasmados. Parecería que aquí los chicos aprenden a patinar casi al mismo tiempo que a caminar. No es de extrañar que el hockey sobre hielo sea tan popular en este país de esquimales.