domingo, 25 de febrero de 2018

Donde los franceses son los buenos y los ingleses no tanto

Quebec, 4 de enero


Cuando me hablaron de la Citadela de Quebec, me había imaginado otra cosa. La Citadela es un fuerte que bajo la nieve es un poco difícil de apreciar. En los mapas aparece como una estructura amurallada, de hecho es una fortaleza militar. Recorrer la Citadella con 20 centímetros de nieve es un poco imaginar lo que hay debajo, atravesar el espacio luchando contra el viento de un refugio a otro. Bueno, quizá sea una experiencia más real. La visita turística es agradable, de todas formas, porque el tour es obligatorio y el guía, en un inglés accesible, le pone sentido del humor a la historia de la Citadella y sus usos como fortaleza y prisión en el marco de la historia canadiense (de la que nosotros sabemos casi nada).

Ingreso a La Citadela
Ahi nos enteramos de cómo Canadá fue un territorio disputado por ingleses y franceses, donde las sutilezas ideológicas se nos pasan un poco en el relato local que sospechamos pro francés (es Quebec, obvio). La visita termina con la participación candiense en la Primera Guerra y el reconocimiento de Francia por su ayuda. Comparado con los museos militares que hemos visto en otras partes el tributo es, realmente, muy light.


Vista helada desde La Citadela

Al finalizar la visita la mañana se había vuelto relativamente benigna. Se hizo medio día. Entonces volvimos para la zona de Old Quebec y elegimos un lugar elegante para deleitarnos con un buen almuerzo (en un restaurante que nos habían recomendado) mientras veíamos como la nieve empezaba a volverse más densa. Comimos rico, pero sin exagerar. Creo que lo mejor fue el postre.


Mousse con frutos rojos

Al final, la ola ártica complicó el paseo otra vez, por lo que optamos por meternos en otro museo, bajo techo. Elegimos el museo “De la América Francófana”. Al museo se ingresa a través de una capilla construída en 1750 pero que actualmente es un espacio secular utilizado como escenario para conciertos y otros eventos. Las muestras continuan atravesando un patio central hacia un segundo edificio.

Patio central del Museo de la América Francófana

Es una muestra basada en instalaciones, un poco artísticas, un poco didácticas. La idea general es contar la influencia francesa en al cultura canadiense. Como punto débil, podría decirse que, en comparación con los museos de EEUU, es todo poco accesible. Nada tiene close caption lo que dificulta entender al 100% inglés o francés. Además algunos videos tenían los audios de traducción al inglés desfasados, lo cual hacía tedioso entender y te hacía perder el interés. Al final salías del museo bastante confundido. Lo único que te quedaba claro es que los franceses eran re buenos y los ingleses no tanto. O algo así.

De regreso hacia el hotel

Cuando salimos, la nieve ya era cosa seria. Así que atravesamos las calles del Old Quebec como pudimos. Premiamos nuestro esfuerzo en una chocolatería. La fondeau de frutas que comimos era 100% pornfood. Y habiendo recuperado las energías, volvimos por la puerta de St. James donde vimos familias patinando sobre hielo con una naturalidad que  nos dejó pasmados. Parecería que aquí los chicos aprenden a patinar casi al mismo tiempo que a caminar. No es de extrañar que el hockey sobre hielo sea tan popular en este país de esquimales.

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